jueves, 26 de marzo de 2009

EXCLUSIVO ADELANTO DE SC

A raíz de estas declaraciones.... :

- los asaltantes de bancos reclaman presencia policial en caso que la seguridad privada se zarpe

- los traficantes de drogas denuncian zonas liberadas por gendarmería porque las policías provinciales los "matan" con los precios de coimas

- los estafadores exigen presencia policial ya que si son descubiertos sus víctimas pueden cagarlos a trompadas

¿Hasta cuando vamos a tolerar todo esto que está pasando Susana?

martes, 17 de marzo de 2009

La verdadera historia de Cecilia Cepeda




El filósofo de masas, publica el domingo pasado esta fábula, en la que relata una versión paralela de la historieta Susana Gimenez y la pena de muerte. Excelente nota, describe la creación de una heroína, una mesías popular que cae presa de sus propios dichos y se sacrifica en nombre de la coherencia.
Pero esta es la verdadera crónica de Cecilia Cépeda, la historia en donde el cenicero no se convierte en arma mortal pero la Su termina siendo condenada.

La anécdota es archiconocida: la rubia de los teléfonos, en medio de una pelea con su esposo Huberto, le arroja un cenicero a la cabeza. Detengámosnos aquí, botón de "pausa".

En el presente, Susana Gimenez propone lo que cree que es la solución más efectiva para combatir el delito: la pena de muerte. Dejando a un lado las implicancias éticas, religiosas, técnicas, legales, etc la diva desconoce (y no tiene porque saberlo ya que, recordemos, es una simple conductora televisiva) que su medida únicamente reconoce una forma de imposición de castigo más cruenta que el encierro. Sólo eso. ¿Por qué? Porque los ciudadanos buenos, los que pagamos impuestos, los propietarios, tendríamos que esperar a que el delincuente ("el que mata") lleve a cabo su plan hasta las últimas consecuencias, para recién ahí, saciar nuestro anhelo de sangre con la sanción capital ("debe morir"), esquivando la culpa colectiva al invisibilizarnos tras una simple mecánica estatal de resolver problemas.


Pero... y ¿mientras tanto? ¿cómo hacemos para que más chorros caigan al sistema penal y que que no lleguen a cometer tales atrocidades? ¿Cómo Su? Pues muy simple, no esperando a ese momento. Existe una corriente filosófica, sí, con libros y todo, que entiende que el resultado (muerte, en este caso) constituye un mero hecho del azar, una consecuencia fortuita (que puede o no suceder) producto de una acción determinada, como disparar con un arma o arrojar un cenicero. Y como el resultado final de muerte es aleatorio ya que la pistola se puede trabar, la bala desviarse, o el cenicero puede no terminar impactando lo suficientemente fuerte en la sien, es que los partidarios de este pensamiento consideran que la manera más efectiva de dividir las aguas entre buenos y malos, es afinando la persecución estatal (encarcelando o,bueno, esta bien Su, dont worry... asesinando) hacia la intención que tuvo el autor*. El que se proponga matar, lo consiga o no, debe morir. Claro que semejante razonamiento cae en absurdos tales como perseguir a quien le dispara a un cadaver, o a un maniquí creyendo que es un ser humano.

*"Autor": negro chorro con llantas y posiblemente, armado.

Susana no sabe (y está bien, la perdonamos porque sólo es una pésima actriz) que hay soluciones más represivas para combatir la inseguridad que Su tibia cruzada pro pena de muerte. Hay cosas mucho peores. Más bestiales. Tom Cuise lo sabe, tuvo que interpretar al detective de la patrulla del pre-crimen en "Minority Report" (Sentencia Previa), la entretenida película de Spilberg basada en el relato del genio Philip K. Dick. Ahí era todo más fácil Su, existían los precogs (foto), una especie de oráculos que predecían el futuro y así podían cazar a los chorros antes de que se produjera el hecho. Pero al final, parece que el sistema no era infalible y los precogs en la pileta, tenían visiones que quizá no terminaban siendo un futuro crimen, y por eso el capo jefe de esa policía se empeña en perseguir al pobre y lunático de Tom, para no perder su policía, su sistema, su vida y su poder.

Y es éste el dilema fundamental a la hora de castigar las intenciones. Que en definitiva, lo que termina molestando es la maquinación disidente, la operación intelectual que se contrapone al sistema de ideas dominante. Por ello no importa que se produzca el resultado del delito, basta con que exista la intención de desafiar los valores impuestos. Sea con los precogs en Minority Report o la Polícia del Pensamiento en 1984, la persecución se centra en la rebeldía. Y ahí no existe límite que remedie, se lincha al que mata, al que roba, al que lee ciertos libros o escucha determinada música, a aquel "otro" que desafía la autoridad del sistema imperante. Hola Videla. Qué tal Susana.

Volvamos con Cecilia Cepeda, quitemos el botón de "pausa". El cenicero sigue su curso pero, fortuitamente, no produce la muerte del Huber. Sin embargo, luego se supo que ella quería verlo muerto, era un turro que la engañaba y quería quedarse con su fortuna, un vividor que merecía la muerte. Por eso, este gran maestro la chicanea así.

Cecilia Cepeda consiguió unificar una lucha realmente masiva hacia un mecanismo de seguridad más eficiente y práctico, hacia un sistema verdaderamente totalitario , que permitió dividir las aguas entre los buenos, los que pagamos impuestos y los chorros y asesinos.

Ella, cenicero en mano, quiso matar a su pareja. Cecilia Cepeda no consiguió un juez Schiavo que le garantice aquello de que las acciones privadas (que engloban los pensamientos) quedan al margen del poder del estado. Cecilia lo tenía bien claro: la Constitución es enemiga de la seguridad.

Cecilia Cepeda permenece en Ezeiza y, aún entre rejas, permanece di-vi-na. Es la diva del penal.
Dios te Salve Cecilia Cepeda, mártir de la vida, heroína de la seguridad.

sábado, 14 de marzo de 2009

1984... no perdon... 49

Prenda su gorilómetro interno, lea esta nota ... y midase tranquilo.

jueves, 5 de marzo de 2009

Atención! Clima destituyente

En serio, bueno... nose si importa tanto. pero ud que pensaría si luego de obtener la presidencia por el 85 por ciento de los votos, hace muy pero muy poquito, sus representados empiezan a cuestionar su autoridad.

Quizá haya detras de todo esto una estrategia de desgaste para lograr, ahora si, ahora se viene, gracias a las segundas y terceras lineas chinas, la insurrección popular agraria. Lo dudo, nose, no creo que todavía esten dadas las condiciones. Falta un poquito más.



Pero, bueno, SC se solidariza con el sensible compañero Buzzi que siempre habla de pobreza. Debe ser muy feo vivir un clima así de destituyente, con sus representados rebelandose, cortando rutas, a tan pocos meses de haber ganado una elección por mayoría abrumadora.

Debe ser feo no Buzzi?

La Su, las profesiones y los DDHH

Sabido es que cada tanto irrumpe en la escena mediática un hecho delictivo que conmociona a la opinión pública. No se puede negar que la situación existió, que la muerte o el robo se produjeron, pero lo que potencia (y escandaliza) es la difusión de los mismos. Qué es lo que excita a los formadores de opinión, de las líneas editoriales de los medios masivos de comunicación, es el punto central de estos párrafos.

Frente a este doble crimen, se repitió casi en cadena nacional, los dichos de la diva alterada y conmocionada, que pueden ser sintetizados de la siguiente manera:

1.el Estado-gobierno no cumple su rol de velar por "nuestra" seguridad, porque

2.mantiene como política central el resguardo de los DDHH,

3.que, por definición, no comprende a las víctimas de delitos comunes,

4.por lo que, cuando decidamos renunciar a ("basta de") los DDHH, vamos a volver a conseguir a un estado terrorista que se ocupe de eliminar a aquellos que comentan (ciertos, nunca todos) delitos.

Resulta paradojal que este haya sido uno de los discursos más encendidos (fue más allá que Rico, Patti y Blumberg en la actualidad) en los últimos tiempos, y que, luego de una verificación judicial, haya quedado enmarcado en una situación de dificil prevención para las agencias policiales. Porque una cosa es el robo de un automotor y otra muy distinta un asesinato pasional o por dinero, cometido dentro de la vivienda de la víctima. ¿Cuál es la solución para prevenir esta clase de delitos? Pues es muy dificil, no existe la respuesta única.

Pero el caso es que la blonda diva tampoco estaba interesada en cómo prevenir, sino en cómo castigar. Y la última gran repercusión mediática de la reacción frente al problema de la inseguridad centrada en el castigo había sido el caso de Martín Ríos, "el tirador de Belgrano". Fue la última marcha verdaderamente multitudinaria que pudo convocar el falso ingeniero Blumberg, y su origen había sido también un hecho aberrante y lamentable por supuesto, pero que tampoco se encuadra dentro del rótulo periodístico de "hechos de inseguridad" debido también a la díficil intervención preventiva que pudieran tener las fuerzas estatales de seguridad. Habría que exigirles respuestas ¿no? a la Su y al falso ingeniero. Que demuestren de qué manera el paquete de leyes "Blumberg-FpV" ayudaron a disminuir los crímenes "comunes". No lo van a poder hacer por supuesto.

Pero nada de esto importa. El segundo de televisión puede más que cualquier análisis teórico sobre la seguridad. Lo relevante es llevar a cabo la fórmula de los voceros de la mano dura al pie de la letra:

un (determinado) hecho delictivo + un título marketinero = falsas soluciones pro "mano dura"

Y al título era a donde quería llegar. Es regla general del medio masivo potenciar las voces que importan, las de las clases medias altas, y disminuir o silenciar las de los sectores más excluidos. La excepción que confirma la regla es tomar las voces de los marginados, siempre y cuando escandalicen al primer sector que posee la voz. Por ello, para que el título "prenda" debe estar descripto desde una perspectiva de clase.

Desde esta óptica, resultan primordiales las condiciones de la víctima. ¿Su sufrimiento, su indefensión? Nada eso, sino su profesión. Por ello los casos más recordados terminan siendo los de aquellas víctimas con título universitario o profesión bien remunerada. No es que el resto de la sociedad no sea también víctima de hechos delictivos, pero siempre es más fácil tener empatía con "gente como uno". Así, recordaremos el caso del ingeniero, del arquitecto, del florista (de Susana Gimenez), etc etc. ¿Y quién es Alfredo Marcenac? Bueno, sólo es la víctima del tirador de Belgrano, pero el editor le dice al jefe de redacción "mirá este pibe, al que le dispararon, era el hijo de una familia de necochea, viste, del interior, un pibe que vino a estudiar aca, porqué mejor no lo movemos con el status del asesino, el Tirador de Belgrano". Y se imprime.

Y hace no muchos días una beba resulto herida en un enfrentamiento entre bandas. Un hecho que sí a todas las luces podría haber sido previsto por funcionarios del Estado. ¿Qué pasó que no pegó? Ah, sí, el padre no tenía título, ahh no, pero además era de la Isla Maciel, ahí si se matan no pasa nada. ¿Y ni siquiera las palabras de la víctima (palabras del padre en este caso) podian sensibilizar? No querido, el padre dijo que los perdonaba, que él en su juventud había estado confundido y les pidió que recapaciten."No, entonces esto lo archivamos".

Y de vuelta con Susana, yo le creo cuando afirma que "ella es el pueblo", si entendemos que sus dichos encuentran eco en una parte muy importante de la sociedad. Pero gracias a Dios, este país no dice "basta de DDHH" sino Nunca Más. Y gente como Pablo Alabarces y como el que escribe podemos afirmar que ya no vivimos con miedo.