miércoles, 26 de noviembre de 2008

A Raiz del Caballero de la Noche


Un Batman hiperurbano e irreverente, en clave de policial. Esta segunda entrega de Christopher Nolan deja algunos mensajes interesantes en la ecuación terrorismo, tecnología, orden. Manejada a piaccere por una cúpula mafiosa, Ciudad Gótica es un caos. Ausente el poder político, aparece un personaje de ascendente popularidad, un fiscal probo y honesto decidido a anular el crimen con todas las de la ley.

Y más allá de la increíble performance del difunto Heath Ledger en el papel del Guasón (se roba la película), la trama moral transcurre por el intercambio (filosófico y hablado hasta el cansancio) entre el fiscal Harvey Dent (Aaron Eckhart) y el caballero de la noche (Christian Bale). Hay un dato que se acentúa: Batman es un criminal prófugo de la justicia, un marginal de la sociedad democrática, es una persona que para perseguir el delito actúa como agente parapolicial. Justifica el fin orden y paz social a través de medios violentos y al margen de la ley.

Y el hecho de que todos los superhéroes en realidad son una pata justiciera ajena al Estado y sus reglas es cierto, pero en esta historia la identificación es aun mayor por el género policial que se le imprime. Un ejemplo claro es cuando el paladín de la justicia juega al "policia malo" con su archirival en una sala de interrogatorios de comisaría.

Claro que lo que intenta averiguar es muy importante, vital para la continuidad de la vida armónica de la ciudad. Porque The Jocker es malo con saña, es un terrorista cuyo fin es convulsionar la vida de los ciudadanos respetables por el sólo hecho de generar caos. Y con esta excusa la película toma y adapta las herramientas modernas del accionar terrorista: videos, mensajes y bombas.
Pero Batman no se queda atrás, por supuesto que no. Tiene con que hacerle frente porque tiene muchísimo dinero para hacerlo. Adopta sin remordimiento su condición de clase: sabe que es un hombre influyente, con amigos relajados económicamente, y que su poder radica no tanto en su batiastucia sino en sus millones de batidólares. Y de repente el panorama empieza a sonar un poco conocido, el papel de un hombre de buenas intenciones, con el dinero suficiente para llevar a cabo su cruzada de ley y orden: Bruno Díaz puede ser un Blumberg o un Guliani con deseos transformistas. Y ya lo veo a Eduardo Feimann pidiendo por más Batmans, potenciando su discurso protofasista al son de la balada de la vieja serie. A radio 10 repartiendo capuchas negras para el día de la bandera. No estamos tan lejos.

La película difiere de la realidad en la relación con los medios, quienes llamativamente piden por la cabeza del murciélago. Pero la realidad argentina corre detrás de la trama audiovisual: mientras esta nota es escrita me entero que Movistar ofrece a sus usuarios (sustantivo que debería dejar de utilizarse para la relación con estas empresas) un servicio para ubicar a cualquier persona que tenga un celular en el radio de 1km. Funciona, ya llegará el mensaje promocionándolo. Si vieron la película entenderán y sino, hay que verla. Y cuidado, que hay mucho batman dando vueltas.


2 comentarios:

MarcosH dijo...

No es Feiman, es la revista nazi Cabildo
http://elblogdecabildo.blogspot.com/
2008/10/cinematogrficas.html

CASPA DE MALDITOS dijo...

No podés comparara Giuliani con Batman. Batman NO MATA. Giuliani sí, con la política de Tolerancia Cero. Si, Bati es un justiciero, un vigilante enmarscarado y medio chapa, pero es de los nuestros. Me parece que es mucho ,más complejo el asunto que decir: Batman es un lunático que hace justicia a las trompadas. Y hay muchos cómics que reflejan este conflicto moral seguramente mejor que la peli, la que todavia no vi. Te recomiendo: Batman Año Uno, La Broma Asesina. O Watchmen.
Qué se yo, es mi opinion.
Muy bueno el blog, yo estoy armando uno de crítica de cine tmb, pero todavía no subí nada. Ni idea como se hace un blog.